viernes, 4 de marzo de 2016

La Sabiduría de los pueblos nativos



Como invalorables joyas copio y publico una pequeña selección de frases que he ido recopilando a lo largo de mis lecturas sobre culturas nativas. La sabiduría de los pueblos nativos es muy honda y amplia. Necesaria para poder comprender el estancamiento que adolece la cultura occidental actual y sobre todo, necesaria para comprenderse y entenderse dentro de un mundo natural que es inabarcable para la razón pero no tanto así para el corazón. Hemos olvidado muchas cosas, hemos olvidado al árbol como igual, ya no sabemos escuchar a las aves ni a los demás hermanos; hemos cubierto nuestro cuerpo con ropajes extraños y, nuestro alimento es engullido ávidamente, cual si fuéramos ladrones. No agradecemos al creador y ni a la naturaleza por el sol ni por el agua ¿En qué nos estamos convirtiendo? La lectura de algunas de estas frases quizá nos puedan volver a conectar con una sabiduría ancestral...


Extraído del libro La pipa sagrada, ritos sioux. Alce Negro

"Los cuatro «Vientos» son como las «Potencias productoras» (en el sentido del término sánscrito Shakti) de las «Regiones del Mundo», y se conciben como dando la vuelta al horizonte y determinando la vida terrestre mediante sus influencias combinadas. El viento es como el «aliento» del mundo terrestre en el que vivimos; representa así la «respiración» cósmica. El «aliento» es en cierto sentido el vehículo del «alma» o del «espíritu»; de ahí la conexión etimológica de estas palabras en muchas lenguas; pero es también el vehículo activo de la vida, pues él es quien alimenta y purifica la sangre, soporte pasivo e inferior del elemento vital. El «aliento» es, pues, al mismo tiempo, el «alma» de la «vida», y está hecho así a imagen del Verbo divino cuyo «Aliento» creador ha hecho al hombre."

"Así mismo, hay cuatro edades a través de las cuales toda cosa creada debe pasar: la primera es el Sur, que es amarillo y es la fuente de toda vida, y ésta es la primera edad en un ciclo histórico, la segunda es el Oeste, que es negro; la tercera es el Norte, que es blanco; y la cuarta, el Este, que es rojo: la humanidad terrestre se halla actualmente en la cuarta edad, que se terminará con un gran desastre. Esta repartición, que atribuye la «Edad de oro» al Sur y la «Edad de hierro» al Este, mientras que las demás doctrinas tradicionales atribuyen la primera al Norte y la segunda al Oeste (...) en lo que concierne a la «Edad de hierro» —el Kali-Yuga—, si bien es evidentemente justo atribuirlo, según la perspectiva geográfica del «Viejo Mundo», al Oeste, ya que es allí donde el sol se pone y donde ha tenido nacimiento el materialismo moderno que extiende sus tinieblas a la humanidad entera, no es menos cierto que, para los pieles rojas, este materialismo destructor de la Naturaleza viene del Este; es allí donde se sitúa lo que, para los orientales, es el «oscuro Occidente» y es de allí de donde han venido estos «espíritus» (washichun) de rostros pálidos que han exterminado a la raza roja"




«Todo lo que hace un indio, lo hace en un círculo, y es así porque el Poder del Universo actúa siempre mediante círculos, y todas las cosas tienden a ser redondas. En los días de antaño, cuando éramos un pueblo fuerte y feliz, recibíamos todo nuestro poder del círculo sagrado de la nación, y mientras el círculo permanecía entero, el pueblo florecía. El árbol florido era el centro vivo del círculo, y el círculo de las cuatro direcciones lo nutría. El Este daba la paz y la luz, el Sur el calor, el Oeste la lluvia, y el Norte, con su viento frío y potente, daba la fuerza y la resistencia. Este conocimiento nos vino del mundo exterior (el Mundo trascendente, el Universo), con nuestra religión. Todo lo que hace el Poder del Universo lo hace en forma de círculo. El cielo es circular, y he oído decir que la tierra es redonda como una bola, y también las estrellas son redondas. El viento, en su fuerza máxima, se arremolina. Los pájaros hacen sus nidos en forma de círculos, pues tienen la misma religión que nosotros… Nuestras tiendas (tipis) eran circulares como los nidos de los pájaros y estaban siempre dispuestas en círculo: el centro de la nación, un nido hecho de muchos nidos, en el que el Gran Espíritu quería que cobijáramos a nuestros hijos.» (Black Elk Speaks.)

"El aplastamiento de la raza india es trágico porque el hombre rojo no podía sino vencer o morir; ha sucumbido porque representaba un espíritu incompatible con el mercantilismo de los «rostros pálidos». Podría definirse este drama inmenso como la lucha, no sólo entre una civilización mercantil y materialista y otra caballeresca y espiritualista, sino también entre la civilización urbana —en el sentido estrictamente humano y peyorativo de este término, que implica una idea de «artificio» y de «servilismo»— y el reino de la Naturaleza, considerada como la vestidura majestuosa, pura e ilimitada, del espíritu divino. Ahora bien, la Naturaleza, de la que el indio se siente como la encarnación y que es al mismo tiempo su santuario, acabará por vencer a este mundo artificial y sacrílego, pues ella es la Vestidura, el Hábito, la Mano misma del Gran Espíritu.




"Debemos comprender que todas las cosas son obra del Gran Espíritu. Debemos saber que Él está en toda cosa: en los árboles, en las hierbas, en los ríos, en las montañas, y en todos los cuadrúpedos y los pueblos alados; y, lo que es aún más importante, debemos comprender que Él es también más allá de todas estas cosas y de todos estos seres. Cuando hayamos comprendido todo esto profundamente en nuestros corazones, temeremos, amaremos y conoceremos al Gran Espíritu; entonces nos esforzaremos para ser, actuar y vivir como Él quiere".

"Con esta Pipa de misterio caminaréis por la Tierra; pues la Tierra es vuestra Abuela y Madre y es sagrada. Cada paso dado sobre ella debería ser como una plegaria".

"Cada aurora que llega es un acontecimiento sagrado, y todos los días son sagrados, pues la luz viene de vuestro Padre Wakan-Tanka; y debéis también acordaros siempre que los hombres y todos los demás seres que están en esta Tierra son sagrados y deben ser tratados como tales".



" El indio se identifica espiritualmente con la Cualidad cósmica —o divina— del ser o la cosa que se le aparece en una visión, ya sea un mamífero, un pájaro, uno de los elementos o cualquier aspecto de la creación. Para que este «Poder» nunca le abandone, el indio lleva siempre encima alguna forma material que representa al animal u objeto del que ha recibido su «Poder». Estos objetos a menudo han sido llamados «fetiches», lo cual es impropio, pues corresponden más precisamente a lo que los cristianos denominan «Ángeles de la guarda»; para el indio, los animales y todas las cosas inanimadas son los «reflejos» —en una forma material— de los Principios divinos. El indio no se ata a la forma como tal, sino al Principio que está en cierto modo «contenido» en la forma".




"Todos estos pueblos son importantes, pues son sabios a su manera y pueden enseñarnos muchas cosas a nosotros, los bípedos, si adoptamos una actitud humilde ante ellos. De entre todas las criaturas, las más dignas de atención son las aves; son las que se hallan más cerca del cielo y no están atadas a la tierra como los cuadrúpedos o los pequeños pueblos reptantes. Conviene señalar que no es algo gratuito el que los humanos seamos bípedos como las aves; pues veis que éstas abandonan la tierra con sus alas y que nosotros, los hombres, podemos también salir de este mundo, no con alas, sino con el espíritu. Esto os ayudará a comprender en parte por qué consideramos sagrados e importantes a todos los seres creados: toda cosa posee una influencia —wochanghi— que puede sernos dada y gracias a la cual podemos adquirir un poco más de comprensión si estamos atentos".

"La primera paz es la más importante: es la que surge en el alma de los hombres cuando se dan cuenta de su parentesco, de su unidad, con el Universo y todos sus Poderes, y cuando se dan cuenta de que en el centro del Universo mora el Gran Espíritu, y que en realidad este centro está en todas partes; está en cada uno de nosotros. Ésta es la paz real; las otras paces no son sino reflejos de ella. La segunda paz es la que se establece entre dos individuos; la tercera es la que se concierta entre naciones. Pero debéis comprender que nunca puede haber paz entre naciones antes de que se sepa que la verdadera paz, como he dicho a menudo, está en el alma de los hombres".





Extraído de El libro de los Hopis, Waters Frank

El primer Mundo fue Tokpela [Espacio Infinito]. Pero antes, dicen, estaba sólo el Creador, Taiowa. Todo lo demás era espacio infinito. No había principio ni fin; no había tiempo ni forma ni vida. Sólo un vacío inmenso cuyo principio y fin, tiempo, forma y vida estaban en la mente de Taiowa el Creador. Todos los centros vibratorios a lo largo del eje de la Tierra, entre Polo y Polo, resonaron con su llamada. Tembló toda la Tierra. El universo se estremeció en armonía con su voz. Así, hizo de todo el mundo un instrumento de sonido; y del sonido, un instrumento para transmitir mensajes, para hacer resonar la alabanza del Creador de todas las cosas.

"El Primer Pueblo entendía, pues, el misterio de su origen. Su sabiduría prístina también les revelaba su propia estructura y funciones, la naturaleza del hombre. El cuerpo vivo del hombre yel cuerpo vivo de la Tierra estaban construidos en la misma forma. Un eje atravesaba cada uno de ellos. El eje del hombre era la espina dorsal, la columna vertebral que controlaba el equilibrio de sus movimientos y funciones. A lo largo del eje había varios centros vibratorios que repercutían el sonido primordial de la vida en todo el universo o daban aviso si algo estaba mal.
En el ser humano, el primero de ellos se encontraba en la parte superior de la cabeza. Ahí estaba, al nacer, el punto blando, kópavi, la "puerta abierta" por la que recibía su vida y se comunicaba con su Creador. A cada soplo de aliento el punto blando subía y bajaba en suave vibración, la cual se comunicaba al Creador. A la hora de la luz roja, Tálauva, la última fase de su creación, el punto blando se endurecía y la puerta se cerraba. Permanecía cerrada hasta su muerte, momento en que se abría para que su vida saliera por donde había venido. Justo debajo se hallaba el segundo centro, el órgano con el que el hombre aprendía a pensar por cuenta propia, el órgano pensante llamado cerebro. Su función terrenal permitía al hombre pensar sobre sus acciones y su obra en esta Tierra. No obstante, entre más entendía que su obra y acciones debían ser conformes al plan del Creador, más claro se le hacía que la verdadera función del órgano pensante llamado cerebro era cumplir con el plan de toda la Creación. El tercer centro estaba en la garganta. Unía las aberturas de la nariz y la boca, por las que recibía el aliento de la vida, con los órganos vibratorios que le permitían devolver su aliento en forma de sonido. Este sonido primordial, como el que provenía de los centros vibratorios del cuerpo de la Tierra, estaba en armonía con la vibración universal de toda la Creación. Los órganos vocales producían sonidos nuevos y diversos en forma de habla y canto, su función secundaria para el ser humano en la Tierra.
El cuarto centro era el corazón. También constituía un órgano vibratorio. Latía con la vibración de la vida misma. En su corazón el ser humano sentía el bien de la vida, su propósito sincero. Era de Un Corazón. Sin embargo, había quienes dejaban pasar sentimientos malos. De ellos se decía que eran de Dos Corazones. El último de los centros importantes del hombre estaba debajo del om- bligo, en el órgano denominado ahora plexo solar por algunas personas. Según indica el nombre, era el trono del propio Creador dentro del hombre. Desde ahí dirigía todas las funciones del ser humano".

En el segundo mundo: "Sin embargo, no poseían el privilegio de vivir con los animales, pues éstos eran salvajes y se mantenían aparte. Separados así de los animales, los seres humanos atendían sus propios asuntos. Construían hogares; luego pueblos, y senderos para unirlos. Fabricaban cosas con las manos y almacenaban el alimento, como el Pueblo de las Hormigas. Luego empezaron a comerciar y a trocar mercancías entre ellos. Entonces comenzaron los problemas. El Segundo Mundo tenía todo lo que necesitaban, pero querían más. Cambiaban más y más por cosas que no hacían falta. Entre más bienes obtenían, más deseaban tener. Era un problema muy grave. No comprendían que paso por paso estaban alejándose de la buena vida que se les había dado. Olvidaron cantar alabanzas regocijadas del Creador y pronto comenzaron a cantar las alabanzas de la mercancía que intercambiaban y almacenaban. Al poco tiempo sucedió lo que tenía que suceder. Los seres humanos empezaron a reñir y a pelearse entre ellos, y se suscitaron guerras entre los pueblos. Todavía quedaban en cada pueblo unas cuantas personas que cantaban la Canción de su Creación. Sin embargo, los perversos se burlaron de ellas. Finalmente sólo podían cantarla en sus corazones. Aun así Sótuknang las oyó, a través de los centros de sus cuerpos y los centros de la Tierra".



"El símbolo suele conocerse por Tápu'at [Madre e Hijo]. El tipo cuadrado representa el renacimiento espiritual que ocurre al pasar de un mundo al siguiente, el cual es simbolizado por la propia Salida. En el dibujo, la línea recta que sobresale de la desembocadura no está integrada al laberinto. Sus dos extremos corresponden a las dos etapas de la vida: el niño aún no nacido, en la matriz de la Madre Tierra; y el niño después de nacer. La línea representa el cordón umbilical y el sendero hacia la Salida. Al voltear el dibujo de manera que la línea quede en posición vertical, señalando hacia arriba de la página, se ve que el extremo inferior está envuelto en forma de "u" por el laberinto. Las líneas interiores figuran las membranas fetales que encierran al niño dentro de la matriz; y las exteriores, los brazos de la madre que más tarde lo sostendrán. La forma yel significado del tipo circular son ligeramente distintos. La línea central en la desembocadura está unida directamente con el laberinto. El centro de la cruz así formada simboliza al Padre Sol, dador de la vida. Dentro del laberinto las líneas terminan en cuatro puntos distintos. Todas las líneas y los pasajes interiores representan el plan universal del Creador, que el hombre debe seguir al avanzar por el Camino de la Vida. Los cuatro puntos figuran los puntos cardinales o de dirección abrazados por dicho plan universal de la vida. La "doble seguridad", o sea, el renacimiento, es garantizado al que cumpla con el plan, lo cual queda manifiesto en el abrazp del niño por la madre. El tipo circular simboliza, asimismo, los límites concéntricos de la tierra reclamada tradicionalmente por los hopis".


Sobre las profecías hopis:

“Solamente aquellos que regresen a los valores de las viejas maneras serán capaces de encontrar paz mental. Porque en la Tierra hemos de encontrar alivio de la locura que estará a nuestro alrededor..."


De un hermoso libro titulado "La educación de Pequeño Arbol" escrito por Forrest Carter un nativo cheroqui que narra su infancia en la montaña en compañía de sus abuelos:

"Para los abuelos amor y comprensión eran la misma cosa. Abuela aseguraba que era imposible amar lo que no entendías, que no podías amar a las personas o a Dios si no los entendías.
Como los abuelos se comprendían tenían amor. Abuela decía que la comprensión se hacía más profunda con el paso de los años y que era algo que estaba más allá de lo que los mortales podían inventarse o explicar. Por eso lo llamaban "emparentarse".
Abuelo decía que, antes de que él naciera la palabra "parientes" se usaba para referirse a toda persona que entendías y con la que te entendías, aludía a los "seres queridos". Pero la gente se volvió egoísta y fue reduciendo el significado hasta limitarlo a los parientes de sangre cuando, en realidad, este nunca fue su sentido".





Extraído de Mapuches, la ciencia secreta. Aukanaw

Es sabido que todo Machi (chamán) para ser iniciado en su sacerdocio debe pasar por una serie de pruebas rituales que, de aprobarlas, lo cualificaran para la función. Estas pruebas se hallan presentes a lo largo de un viaje místico, e implican sin excepción un descenso al mundo inferior y la muerte simbólica del candidato, para ascender posteriormente a la región celestial o superior con un segundo nacimiento en un estado trascendente del ser, volviendo finalmente al Mundo Medio, el de los humanos.

El mundo inferior está situado simbólicamente en el interior de la Tierra, pero no en su centro, y para las tradiciones chamánicas las entrañas de la tierra son "entrañas" propiamente dichas, intestinos, Küllche, con el sentido implícito de útero, matriz o seno materno. Estas con sus innumerables circunvoluciones son las que recorre el machi en su descenso, y por esas mismas tripas salieron los primeros hombres (Lliche) en uno de los ciclos cósmicos de la saga mapuche, lo mismo dicen los hopi de Norteamérica y para ellos el laberinto es el símbolo de la Madre Tierra. Compartían igualmente esta idea los toltecas. Para los mesopotámicos las tripas eran la representación de la Tierra.




Los Machis transmiten a su pueblo en signos, cantos y danza, la naturaleza de la geografía cósmica que les ha sido revelada en el proceso de sus trances iniciatorios y viaje del alma. A veces estos mapas son tridimensionales: esculturas, maquetas, p'raprawe, etc. Este es el significado de las pinturas rupestres con forma de rastro de pisadas, humanas o zoomórficas.

Toda expresión "artística" de los aborígenes es algo sagrado, es una representación gráfica de lo que se puede percibir en otros ordenes de la Realidad, de ningún modo es fruto de la imaginación o de la "creatividad". Es un retrato realista, pero estilizado, de algo objetivo.

El hecho que los "blancos" (wingka) sean incapaces de percibir estos Ordenes de Realidad, puesto que su conciencia está atrofiada, les torna incomprensible todo aquello que para el aborigen es autoevidente. El ciego puede no comprender los colores y en consecuencia negar que existan, también puede considerarlos como alucinaciones de los videntes; pero a su despecho los colores siguen existiendo.



Un avatara es la individualización del Ser Universal (= Dios). Dicho en otras palabras el descenso de Dios en el mundo de los seres humanos para la prolongación de un periodo de tiempo cósmico. Todos los pueblos indígenas americanos conocieron a este personaje, designándolo con distintos nombres: Gukumatz, Wirakocha, Tunapa, Paí Xué, Bochica, Kukulkan, Paí Abaré, Tomé , Votán, Elal, etc. Los mapuches lo conocen con varios nombres, algunos públicos otros secretos, algunos de ellos son: Mareupuantü, Trengtreng, Ng’ng’n, Antü tañi fotüm, Küme Wenüi, Ngen Mapu, Kristo Mapuche, etc.

La Divina Presencia es representada en una postura semejante a aquella de los batracios o a la de una mujer parturienta, pero a pesar de esto no surge de ellas, sino del misterio de la CRUZ. El Maestro es uno con la cruz, y la cruz es una con él. Él reveló la cruz mapuche y ella guardó las divinas enseñanzas. Él es la síntesis del Gran Padre celeste y la divina Madre Tierra, del principio Esencial y del Substancial, el es hijo del Cielo-Sol y de la Tierra, es Pájaro y Serpiente, es Pájaro y Jaguar.

Su figura surge de la conjunción de las dos serpientes cósmicas, una activa y otra pasiva, ellas en su entrecruzamiento (síntesis) forman una cruz. La cruz es el símbolo del cosmos y del maestro, entre los dos hay identidad, ambos son síntesis de los dos grandes principios extra-cósmicos generadores del Cosmos. Esas dos serpientes son las mismas que vemos en el calendario azteca, como sierpes emplumadas en cuya boca asoma Kukulkan, son las mismas que rodean al Maestro en la placa de Lafone Quevedo, o en la Puerta del Sol de Tiawanaku, son los Cristo-serpientes del anfisbena, o son aquellas que en Europa y Asia forman el Caduceo. Estos ofidios pueden ser reemplazados por sus equivalentes: el felino (jaguar), el oso, el "caimán" (cipactli), el "dragón americano", etc..

El mapuche tradicional vivencia desde la cuna lo sagrado, conoce aquello que el occidental moderno hace muchos siglos ha perdido.




Félix Rodríguez de la Fuente hablando del pueblo yanomamo de la selva amazónica:

"No hay ni flacos ni obesos. No veo gestos angustiados ni depresivos. Viven perfectamente adaptados al medio que les soporta. Aquellos waicas-contrariamente a los infelices civilizados-disponen la mayor parte del tiempo para la conversación, el descanso, el juego, las danzas y los ritos. Reina la paz, la cohesión y la ayuda mutua. La selva les nutre con su savia".

A Félix le impresionaba profundamente el respeto que observó en casi todos los pueblos aborígenes que visitó, el desagravio al animal abatido en la caza puramente de subsistencia, el desagravio, el perdón a la selva, al bosque por tomar la vida de alguna de sus criaturas.

"¡Díos mío...! Pero ¿por qué serán tan tristes los indios?...¿Será acaso por les hemos quitado tantas cosas? ¿Será porque hemos roto sus mitos, pulverizado su civilización? ¿Será porque los indios de la selva son los últimos que en los últimos reductos se están defendiendo del contagio, de las enfermedades, se están defendiendo del egoísmo de la cultura, se están defendiendo de la evolución tremenda e irreversible de la especie humana?"
Félix R. De la Fuente





Extraido de el libro "El buscador de sueños" de Romano Battaglia, RBA 2005

"Ellos (se refiere a los nativos norteamericanos) también amaban la naturaleza y deseaban la paz de los pueblos. Fueron perseguidos injustamente y expulsados de sus tierras. Sus sombras vagarán eternamente por las praderas, como testimonio de un pueblo que odiaba los senderos de la guerra y recorría los de la paz. Su historia está escrita en la montaña del Gran Espíritu y nadie podrá borrarla jamás, ni siquiera nuestras lágrimas."

"El círculo representa la perfección y la continuidad. Los anillos de los árboles son concéntricos y nuestra vida está contenida en un círculo."

"La humanidad está gravemente enferma de egoísmo y de poder. El hombre cree que ha alcanzado la cima del conocimiento, que es el amo y el controlador supremo de los fenómenos más inexplicables de la naturaleza y del universo"

"El hombre envejece, pero no madura, y arrastra tras de sí el fardo de los errores causados por su arrogancia."

"El vacío de la humanidad se reproduce todos los días, es como un muro de piedra: todo lo que choca contra él se destroza"

"Delante del espejo, a menudo el hombre sólo advierte lo que gusta ver y generalmente no se encuentra defectos."

"Cuando se siente superior y muestra indiferencia hacia el prójimo, lo hace porque detrás del espejo se esconde su conciencia, que es la brújula de lo desconocido."






Por último quería recomendar algunas películas sobre la problemática de los nativos americanos con el choque de esta civilización, la primera en este caso la que narra la historia de un anciano del pueblo mapuche en la Patagonia argentina, el papel de la justicia en el permanente robo de las tierras de los mapuches.

 La Nave de los Locos, dirigida por Ricardo Wullicher




El largo viaje de Nahuel Pan, una excelente película sobre el viaje de un hombre mapuche a la ciudad de Buenos Aires para reclamar ante las autoridades los derechos de su pueblo.







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