martes, 20 de junio de 2017

Las cuatro cuerdas del violín, simbolismo.

Las cuatro cuerdas del violín, Edward Okun



Una obra realmente misteriosa, la del artista polaco Edward Okun. Como toda obra, además de la parte estética está presente la parte simbólica, esto es lo que el artista quiere transmitir al espectador provocando en él un sentimiento, una evocación o un conocimiento intuitivo. 

En esta obra vemos la escena de lo que parece un funeral. Sobre el manto negro reposa un violín rodeado de flores de cristantemo. Y cuatro mujeres en procesión recorren a su lado dando el último adiós. Teniendo en cuenta el título de la obra "las cuatro cuerdas del violín", el simbolismo es claro. La primera mujer empezando desde la izquierda, es la cuerda Sol, la cuerda más grave del violín, en la expresión de su rostro vemos la solemnidad, una reverencia seria. Parece representar a la mujer más mayor de las cuatro. Lleva sus dos manos cruzadas sobre su pecho, los ojos cerrados  y en su boca se puede leer la entonación de la nota que le es propia. 

Las cuerdas Re y La por tener su ubicación en el centro del batidor del violín, ocupan la misma en la pintura. Re es una mujer elegante, de rasgos finos, un poco más joven que la de Sol. Igualmente seria, pero sin la gravedad ni el caracter tan solemne de Sol, en su boca parece entonar la nota Re.  La cuerda de tonalidad La, de cabellos oscuros, apararenta aun más juventud que su antecesora Re y  parece mirar de soslayo al violín, advertimos en su expresión un rostro más risueño, no tan formal y en su boca la entonación de la nota que le pertenece. Lleva igualmente las dos manos cruzadas en su pecho. Estas tres mujeres representadas en las cuerdas del violín, van juntas entonando sus respectivas notas en sus diferentes registros en un canto emotivo, reverencial.

La mujer de la cuerda Mi, la cuerda quizá más enigmática, lleva el pelo aun más oscuro y es la única que mira de frente al instrumento, además de ser la única que no canta, no entona su nota.  Sólo lleva la mano derecha apoyada en su pecho. La cuerda Mi, es Mi-steriosa, llena de profundos y hondos sentimientos. Estos pueden ser desgarradores  o bien incitar a la alegría más exhuberante. No hay términos medios en la cuerda Mi. Es quizá la tonalidad más unida al violín por su  expresividad y es por ello que  mira directo al instrumento, con respetuoso y sobrio pesar.

Todas las obras de Edward Okun están llenas de lírica simbólica, que nos invita a descubrir, y según quien las observe, evocará un sentimiento o un conocimiento encriptado en símbolo. 



 

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